No nos morimos
porque no lo deseamos
el mundo es divino
así sea que nos topemos
con seres amorfos
y hadas en el desencanto.
No, si tenemos el beso dulce
o el eterno abrazo
como el tuyo en mi seno
como me tienes a tu lado.
No nos morimos
porque no lo deseamos
el mundo es divino
así sea que nos topemos
con seres amorfos
y hadas en el desencanto.
No, si hay cien niños
que cantan odas al vacío
y engendran bugambilias
y las palomas ya no se estrellan
en el vitral que muestra el hombre
en su pecho
para decir que refracta todo
menos el amor.
No nos morimos
porque les soñamos limpios
porque no dejamos
de pensar en el simétrico
de la palabra demonio
que es, curiosamente
el amor.
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