Sobra decir
que lo más endeble y finito
del olvido
es no reparar
en que habita nuestros cuerpos
y hacemos con él
cotidianidad y rito.
Lo veo en tus ojos
lo creo al mentir
lo callo en mis dedos
y lo siento como un rojo vivo.
miércoles, 20 de mayo de 2009
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