Son las tres de la tarde y algo
hace un calor de los mil diablos
una zanja kilométrica
separa nuestras manos
y yo como quiera te digo
aprovechemos que es hora de comer
y evadamos
los puentes saturados
los caminos agrietados
las noticias de los diarios
las caras largas en el asfalto.
Me haces falta
para brincar el charco
entre la inopía y el desencanto
hay una dimensión intermedia
llamada Ciudad Esperanto
ahí todo se vuelve
una sóla lengua
ahí el amor mío vale lo mismo
así abra o cierre los párpados
así la gente crea que sigo
medio viva o medio muerta.
Así la gente se dé de catorrazos
el mundo en la Ciudad es magenta
el mundo tiene faldas traviesas
y labios y manos dulces y discretas
son todas mías.
Para tu suerte
y aunque tú no lo creas.
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