Somos ese hilo multicolor
que al convertirse
en un regalo para Teseo
se hizo delgado y pequeño
y del todo
se volvió una nada azul.
Ojos miel mirando los míos negros.
Ya no quedan
las palabras exactas
porque el verbo es la esencia
y las matemáticas
sólo números:
La ley de los hombres es tan pequeña
como el que juega a juzgar
creyéndose dios.
Nunca un beso
nunca un te quiero abierto
varias cartas
algunos minutos a campo abierto
el mismo pasillo
que transitamos
frente a todos con los ojos despiertos
y sin pudor.
Ojos miel mirando los míos negros.
Aún sigo viviendo la blusa roja
y la rosa y la blanca;
me regalaste un oasis
uno de muchos años.
Yo te regalé
algo más que vida y corazón.
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