Que explote el ocho
acostado de panza
y diciendo que es infinito
que con él se dispersen mis besos
y como lluvia de regalos invisibles
pasados, presentes y de futuro cierto,
te pesquen el cuerpo
y te den aire
para que la vida
sigas respirando
con esa virtud que me contagias
y que se llama paz.
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