Hoy fui un volante gris
en medio de un carnaval
de saludos sonrientes
y angustiados.
Lo fui porque no hay paradas ni rutas
para los que elegimos
estar en la carretera
de los mil destinos divergentes.
Ahora veo -raramente sonriente-
que no es para tanto:
soy una canica
nadando en un gran
gran lavabo.
miércoles, 20 de mayo de 2009
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