domingo, 31 de mayo de 2009

A una mujer desde su ventana

Por la ventana
con olor a gato y
a una curvilínea
con rostro de maldad
se observan varias cabezas desunidas
el rastro de un asteroide a la deriva
tu nombre es egolatría
tu casa cayéndose
tu jaula es en verdad.

Toda tu silueta
irradia lentitud
no eres dama ni vampiresa:
eres dos revoluciones por hora
en tu apretada aspereza;

playa escondida
ahora llena de arrecifes tuertos
lugar donde ni siquiera
reviven los muertos.

Una palma hermosa
suave como el oxímoron
que te brinda el espejo;

Y una esfera de luz que se te escapa
cada vez que maltratas
tu recuerdo de juventud.

No imites a La Llorona:
se tiene lo que se aspira
y se aspira fuerte el viento iracundo
que suscitas al sacudir en vano tu testuz:

Había cardos hechos polvo
y triturado de espinas
al momento en que tus grandes pechos
aprendieron a someter
antes que dar la luz.

Qué pena
el atardecer de tu anaranjada
y putrefacta falda;
yo miré a donde tú no miras:
te aguarda sereno un solitario Sol.

No hay comentarios: