Un passé de dos tiempos
dio la vuelta por mí y contigo
a los páramos de luz que sembramos
al inimaginable mundo que construí
para esta barca roja y latiente
(que ahora en el desierto
mis piernas y mis ojos y yo divisamos)
cuando eran tiempos favorables
y había unas ganas infinitas
de esas que no se extinguen fácilmente
sea en cuerpo no presente
o sea en designio de un dios por jubilar;
Por agarrar el encanto que ofrece
la espalda desnuda e impoluta de la vida,
arrastrarse a un universo paralelo
donde las batallas eran ósculos a sol prendido
y las balas eran las caricias cargadas de paz.
Agradezco haber sido bailarina
en esta estadía sideral.
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