Dime qué se siente
comer semillitas
afuera de las oficinas de dios.
Es algo
como saber que existes
pero no te adivinas
un carro que frena
un beso con adiós.
O tal vez
un marinero
que rompe olas
y dos o tres planetas
un movimiento acelerado
del corazón.
Lo más probable es que sea
lo que yo siento
a las tres de la mañana
cuando a Morfeo no veo
y estoy segura
de no recordar bien
ciertos rostros
ciertos abrazos
ciertos tonos de voz.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario