martes, 21 de enero de 2014

Tu muslo eternizado frente a ese espejo
donde dibujamos
yo mis nalgas con vestido azul
tú, la espalda que abrocha tus cintas
antes de partir.

Luego, el reflejo de una mujer desnuda
tocándose a imagen y semejanza de tus yemas
llorándote como lloraron las mujeres
de los guerreros cuando partían.

La tarde es fría
las ánimas han ido a pasear
por los rieles de una ciudad
que estaría mejor
de tenerte en mí
dibujándome periplos en mi sexo
enterrándome tu poder
hasta darle abrigo.

Me toco
solamente por ver
si aparece tu cuerpo
el lápiz con el que escribes gemidos
venidos de un lugar galáctico
atávico
total.

Vendrás, me digo.
En éter o en fuerza brutal
en supernova o en beso tibio.

Vendrás porque no tiene remedio este castigo
excepto el de fundirnos
como cada noche
más allá de lo que la realidad
nos aporta como distancia.

No hay comentarios: