Coronemos el fragmento de noche
con las flores que me diste en el día
abarquemos el corazón de otros tres planetas
dibujémosle el pezón al quinto cielo.
Atrás de mí, frente a la higuera
he dejado la letanía que me consagra
ante tu fruto.
Bajo su sombra guardé tu beso nocturno
y pinté la luna para que siempre
tranquilo duermas.
Coronemos la abierta noche
dios y niño
con la risa que la tierra nos ofrenda.
Vaguemos por los asteroides
preguntemos la retórica a un Buda de ónix
luego, cerremos las puertas al barullo
una veladora encendida
peticiones y refranes bajo la almohada
una hora dentro de la hora más dulce
y después besarnos y al mismo tiempo contar
esta hermosa, extraordinaria vida.
lunes, 13 de enero de 2014
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