Hablo de causas y azahares
te respondo el efecto de una ola
atravesando mi propio muro.
Amaneceres no sé cuántos su densidad
su desventura y desventaja
hasta dar con el peso absoluto
de tu piel coronada de tu luz azul
cincelándote
otra vez
como si el renacer hindú
fuera cierto
en la misma carne.
Podría quedarme en silencio o no
bajar mi propia escalera
descender hasta engañarte
con la oscuridad que alguna vez me habitaba.
O no.
Eres mi camino
la exégesis de dios y del mundo.
Te camino y esto es dorado
y se vuelve adoración antes que vicio
y se deslumbra mi ego
y lo vamos debilitando.
Algo siempre duele en el nacimiento de una Venus.
Aquí se trata de la distancia.
Tradito paciencia a cambio de tu bendición.
domingo, 26 de enero de 2014
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