Oleré a ti
desde la memoria diáfana
en la punta más larga de mi cabello
hasta la flor que abre nada más
al paso de tu ejército
(tu río,
tu cuerpo,
tus besos,
tu mente de niño volando).
Oleré a ti
madera y columna
-mi fuego
y entenderé que mi nariz es el instrumento
por donde rehago el sentido de las cosas
cuando entre tus piernas y tu cuello
voy caminando.
martes, 7 de enero de 2014
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