Ónix hierro barro cedro
húndete en mí
vuélveme vasijita de leche galáctica.
Sobre una lengua de fuego
están mis plantas.
Una lengua de fuego
saborea la sal de mis tetas
de las entrañas todas
de la boca leona de un mundo acuífero.
Hágase tu voluntad.
Rómpeme entre tus huesos.
Oblígame a callar
para hablar contigo muy despacio
abierta la entrepierna de mi noche.
Te morderé la vida
al vaivén de mi grito y tus caderas.
Te morderé el brazo firme de tu santo
porque estoy hambrienta de milagros.
También voy a adorarte.
Como las putas al caer el caramelo de su sol
o como cuando beben agua de orquídeas
y se vuelven más mansas o más perversas.
Ónix cedro tu dama soy ardiendo.
Llámame de explosivo vientre
y luego, otra vez
este sueño.
viernes, 24 de enero de 2014
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