A las diez y tantos
cincelo tu cuerpo
con cada falange en mí
brazo de aire
cortando al aire desde su cama.
Soy la oscuridad añil
que espera tu rostro
la enunciación de tu nariz
fosa desde donde ocurre
el milagro del pranah.
Soy la mujer de arcilla
esperando tu palabra
para echar andar mi mundo.
También soy un signo escondido
aguardando en la fila de los signos
de tu hambre.
Votiva voz
a tu magma y tu alegría.
domingo, 26 de enero de 2014
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