Viene el sueño,
viene el tren que mis deseos se come,
viene el silencio,
viene el hambre.
Vienes tú, hombre
te vienes y vaivienes
como un columpio selenita,
encima, debajo, a los costados,
dentro, dentro, dentro,
de mi estepa
llenándola de amarylis en las mil esquinas
donde te esperé
siendo tan callada
como dejé de serlo en tu boca.
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