Ya la hora de las cuatro
arranca el ocre de la vida en las plantas,
danza el aire,
el tiempo es otro,
El verano recoge sus vestidos
sus blancas flores perfumadas,
dice adiós en las caras de los niños,
en el germen de las nuevas almas,
en la palabra, en los cantos del silencio,
en la ilusión de vivir
una vez más,
a la espera de su magia.
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