Reconstruí este día
el caleidoscopio con el que veo las cosas.
Lo hice con los vidrios azules
de las ventanas de tu mente,
con la filosofía que transpiraste
aquella noche de septiembre,
con nuestros labios henchidos
de pasión.
Era todo esto lo que faltaba a mi danza,
tu piel es la pieza insustituible
de este paisaje en Re Mayor.
Tu mente, el oleaje de mi sangre
con el que puedo componer una canción.
Tu gallardía y tu esperanza,
la sintonía de la radio
con la que deseo surcar
el tiempo que el mundo me quiera aquí dejar,
niño y señor.
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