Yo solía ser una mujer cruel
hasta que arribó tu barco de papel
y con la tinta de tus labios y mi boca
supe escribir
el registro de la ola
que ahora vive en el libro de mi piel.
Oh, ella, la Mar embravecida,
Oh, ella, la mujer que huracanes hizo pasar
por aquí.
Cantaba elegías disfrazadas de esperanza,
domingos claros, amargos
eran mi escudo de oropel.
Sí, yo era la mujer más álgida del mundo
hasta que llegó el caos de tu lengua
y la estrella donde me abandoné.
Las horas pasan sutiles ahora
todo florece siendo otoño y lo hace dentro
de mí,
yo soy la mujer más frágil y cantarina
del mundo
Por favor no te burles de mí
no te olvides de mí,
no juzgues la luz que sembraste en mí.
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