Pero tu voz es piedra
y en ella quedaron grabados
los signos de mis gemidos y mi canto
Y por tu voz de piedra
mueren
los pétalos de la pasión
que día a día tu filo pétreo arrastra
hasta volverlo tuyo y dejarme en blanco.
Tu voz es mi piedra
aunque ninguno de los dos ya crea
en los amuletos mágicos.
Tu voz es mi piedra,
roca donde me abandoné,
marfil donde vibraron mis cuerdas,
marmóreo sitio que visito a diario
cuando constato
que tú, lumínico asteroide,
vuelas lejano de mi piel,
diáfano vocablo de dios griego
olvidándome, ya.
martes, 27 de septiembre de 2011
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