La tarde es clara.
Introduzco el dedo que renació en tu boca
en el pozo de esta agua de mi cuerpo.
Aún duele.
Tanto como tu ausencia,
y se cura
con el resplandor escrito,
con tu tinta transparente,
de tu nombre en mí,
debajo de mí,
encima de mí,
a los costados de mí,
junto a mí.
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