Entre el dolor y la alegría
el vértigo y la gracia.
El bendito pozo azul donde naufragué
me ha regalado la dualidad
en la que ahora callo y muero,
renazco y vivo.
Sea tu saliva mi antídoto
y no regrese más al olvido
ni la penumbra,
a la piedra ni a la careta.
Sea tu boca mi consuelo
y la memoria mi artificio
para prolongar la gracia de tu existencia.
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