Me gusta localizar tu aroma
y que me impregnes de guayaba
la mente.
Llegar a tu centro luminoso,
magma de mi matria dulce
que me vio nacer.
Me gusta que sea septiembre,
casa mía,
habitación de espejos y piedras y libros,
porque yo sé que aquí no se miente:
hay pan y hay luz
y las cocciones de los dátiles se disuelven
en la risa de mi madre
acabada la cena
a la que -otra vez- no llegué.
Me gusta que haya un punto en el universo
que me ama y que no miente,
cocina olor a guayaba,
olor único para mantener la fe
en los días venideros.
viernes, 23 de septiembre de 2011
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1 comentario:
Bellísimo, los versos finales de antología, una sensibilidad y sencillez precisas. Me ha gustado. mucho.
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