martes, 6 de abril de 2010

Nada

Esa nada
vagando por mi espejo
se parece tanto a mí.

Es que soy yo.

Probablemente
me he levantado miope
(más)
y no me compuse
el resto del difuso día.

Qué lindo
es el aterrizaje forzoso
a la realidad
(esa ternurita de dragón
siempre esperándome
con sus fauces bien abiertas).

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