Tengo todos los cuarzos posibles
todas las respuestas de las runas
todas los acertijos resueltos.
Excepto uno:
Tengo todo el amor del mundo
y no sé cómo dártelo
sin que me ahogue el miedo
a volver a caer de rodillas
en ese altar de espinas
que se le llama amor unilateral.
Posiblemente cure el alma de muchos,
pero la mía está como ausente
desde que comprendí
en qué terreno venusino estoy sembrada
cimbrado el corazón de tu nombre.
viernes, 23 de abril de 2010
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