Otro intento más
y dejamos correr el lado sincero
de nuestros cerebros
-estrategas de esta contienda sin fin-;
nos volveremos agua de ofrenda floral
para nuestros enemigos:
estos cuerpos que lucharán la contienda
por desvanecerse el uno en el otro,
la insignificante batalla de dos dioses tercos
luchando por vencer los olvidos,
tragando polvo de estrellas
para mitigar el golpe que resulte el aceptar
que no somos nadie
si no está el otro a nuestro costado.
martes, 20 de abril de 2010
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