Los silencios también se cosechan
se guardan como un haz de trigo limpio
reposan dorados en graneros de luz tibia y azul.
Hoy las bocas de los no muertos me regalaron
un racimo de injurias, humillaciones y olvidos.
Abrí la puerta de mi granero añil
y como Miss Universo en tiempos renacentistas
dispersé soles alargados de tallos suaves
cálidos y hermosos
como un grito tímido y floreciente.
Ya llevo en la palma de mi mano derecha
las semillas nuevas
para cosechas venideras.
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