Quiero ser
de pensamiento lento
esta tarde.
Visitar al presente
quedarme aquí, reposar mis 27 en él
no estresarme
por el fin de todos los mundos
ni entristecerme
por los vacíos que habitan
las casas en las vacaciones.
Quiero ser algo que vuele
mariposa, si fuera posible,
disipar todos los fuegos neuronales
con la extática luz cuando atardece el cielo.
Algo que no me pregunte
a dónde van mis sueños
o mis dosis de escapismo
a eso de las cinco de la tarde.
Algún algo que no me objete
todo este amor
que me galopa la piel
y la diluye
y me da derrames de ambrosías cardiacas
uno de cada tres días a la semana
hasta volverme la mujer
que siempre abarca todo
cada vez que se pronuncia en rosa.
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