Me aburren las hojas de los libros
que supongo podría leer a tu lado
pero no es así.
Ya sabemos las razones.
Como me aburre tener la lavadora platicándome
a falta de tus gestos piscianos,
Y los parques sin niños felices
las naranjas pudriéndose en la canasta
los sábados alegres sin ti.
He pensado, amor mío (sin mí)
que el aburrimiento se aparea con la tristeza
y es tristeza lo que llevo dentro
cuando me olvido de todo
y recuerdo
y cuento
y siento
todo el amor que se me aglutina en los poros
toda su metamorfosis en dolor.
A veces (casi siempre)
y desde que te amo,
creo que soy un embotellamiento de amor
y me parezco a las naranjas que te conté.
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