¿A quién le importa, después de todo
que los cuatro violines de Vivaldi nazcan
como fruta dulce en la madrugada
si no he de saber dónde está mi tierra?
Alguien se ha llevado
la razón de mi nombre,
S.O.S., Locatel, Dios,
devuélvanme lo que era mío,
por favor.
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