La cólera no es por ti,
más bien es mi arma autodestructora:
no puedo esperarte
con la sonrisa firme todo el tiempo,
¿quién fregados te dijo
que estar así no implica
al mismo tiempo que un inmenso amor
un terrible sacrificio del alma?
Y sin embargo,
te pronuncio feliz mucho más rato
de lo que te lloro a la hora de dormirme.
Sin ti, todo un mundo,
todo un hueco, toda una esperanza del todo.
Contigo, hasta la luna se multiplica
y me regala brillo en technicolor
para estar ad hoc con tus deseos.
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