martes, 23 de febrero de 2010

Mi ternura (continuación de "Mis faldas")

Y también llévate
toda esta ridícula ternura:
no nací hombre,
pero aprendí que más valen
mil neuronas críticas
frías, analíticas
para poder sobrevivir
entre la jauría de los humanos,
cardumen de tiburones
que no aprecian la paz de una danza solitaria
de la danza de mi corazón
(yo solía latir muy fuerte cuando niña
ahora sólo puedo contártelo a ti cada noche
y siento que aún así estoy en el olvido).

Honestamente me estorba tanta dulzura
si no puedo compartirla
con quien yo sé
es el hombre imperfecto
que me calza a mi medida
para volver a sonreír
lo que me resta de luz terrestre.

No hay comentarios: