Seco, el entorno que florece
reta este paso con olor
a fruta en su punto.
Demasiada algarabía
-barata o no
decimos otro tema-
demasiadas palabras
para acoger el manto de la noche.
Hasta un eco de nada
se repite tres veces tres.
Se aclara la visión:
es ahora más fácil contar
el montículo de islas
danzantes y superficiales
que formar parte del archipiélago
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