Hoy que te pienso
te reconozco como lo más sagrado
en medio del desierto;
y puedo jurar que ya comprendo
que antes de ti era cualquier venus
vagando en existencialistas amaneceres inciertos.
Ahora hasta los semáforos me rinden pleitesía
como si entendieran que yo brillo
a diez mil kilómetros a la redonda
para ver si así uno de estos felinos días
agarramos valor
y nos decimos algunas verdades,
como que soy completamente equis para ti
y que yo a ti no te puedo querer porque te amo.
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