Añoranza de qué,
un hueco en el ojo, entre las piernas,
en el estómago, cerca del pecho;
ocho kilómetros caminando este día extinto
su boca lejana
mis labios sedientos de él
llenos de todo esto
que no sé a dónde
si no es a su lado.
Añoranza de todas las canciones
todos los viajes
todos los buenos tiempos
todas las tardes a cuatro manos.
Añoranza de dormir al reloj bajo la tierra de mi signo unívoco.
Añoranza de parir la luz en el sueño de mis días extranjeros.
Conmigo todo lo imposible es posible;
incluso extrañar
lo que jamás se ha vivido.
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