La perfección no:
hoy me siento vulnerable.
No me digas nada
no azotes mi alma
y tampoco sonrías ironías
si no sabes
el río y la lava que platican
en mis adentros.
Esta nube que no es gris
(pero es lluvia y tú sabes
que para sobrevivirla, sólamente contigo).
Y los mojan
y me acarician
y me invitan a lanzarme a mi propio olvido.
Pero yo no los dejo.
Porque aún creo en las buenas cosas
como la vez (una de tantas)
en que me percaté que más que quererte,
te reconocí propio de mi patria-corazón
e infaltable en mi cósmico cuerpo-habitación.
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