Suspéndeme en éter
como tú lo sabes hacer,
bórrame la cara
el corazón y las caricias
con tu capacidad de héroe del olvido.
No muero porque no hay delito de amor
que merezca esta pena no corporal.
Y la flagelación la vivo a diario
cuando tu boca se separa de mis días.
domingo, 14 de febrero de 2010
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