Dicen que los ángeles andan raros
que cambiaron el éter por un rato de diversión
a las afueras de un café perifrástico
que olvidaron sus nombres
y se dedican a reflexionar largo y tendido
las inusuales maneras de conquista
perro-tigre-dragón-cielo
en donde nadie gana
pero tampoco pierde la intención
de dejar de perder algo.
Para qué la conquista
-exclaman todos
sería mejor dispararse amor.
Luego, dicen, se van a sus casas.
Nadie los ha visto llover estrellas
están camuflados
en seres comunes que depositan
la esperanza en ventanas tuertas
condominios lejanos
poetas olvidados
cancioneros del corazón.
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