martes, 16 de febrero de 2010

Que tu memoria

Que tu memoria te platique, cielo mío,
que aquí está la mujer que dio sus ojos
para no saber más de ti.

Eso pudo denominarse
amor del bueno
en tiempos de Schumann y Beethoven.

Yo lo llamo martirio
un karma inmerecido
por parte de nuestro amigo Dios.

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