sábado, 20 de febrero de 2010

Entonces...

Y si no quieres venir
por cuestiones de la globalización
la injusticia extrema
las distancias entre tu vida y la mía
tus ajetreadas faenas
o porque no has podido hacerte amigo
de los dragones del olvido,

entonces recuéstate en mi cuerpo
que es profundo y fuerte
por ser de Saturno y plomizo;

utiliza mi corazón
que no es tan frágil si se vuelve tu escudo,
cuéntale tus hazañas,
pídele que te cuide cerca o lejos;

envuélvete en mi espíritu,
toca el cielo y el universo y todos los planetas
que existen porque tú y yo vivimos,

ríete con mi cerebro
al fin y al cabo nació para hacerte feliz.

Que yo no puedo, ángel de esta tierra triste
hacer otra cosa:

Sabes que te pertenezco,
viva o muerta,
te amo y me debo a ti.

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