Si te confesara
que fue precisamente hoy
uno de esos días
en que más haces falta,
vida de guerrero a contraluz,
comprenderías
por qué los saltos dimensionales
los silencios inundados de besos
y el aroma de la fruta
que debería nacer en abril
pero lo ha hecho en febrero.
Y es que hasta la luz de mi faro,
mi casaluminosa
con sede en el pecho,
hoy sintió el cansancio
de llamarte sin conocer
la respuesta de tu nombre en mi vientre.
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