viernes, 26 de febrero de 2010

Dime

Dime por qué no estás aquí.
Dime por qué no has querido estar aquí.
Si es cuestión de emitir menos palabras
de mi boca a mi cuaderno;
si es una incompatibilidad inequívoca de signos
los que nos entretejen la distancia.

Dime qué le falta a mi esencia,
calma, silencio, menos autonomía;
dime por qué mi corazón
no puede abarcarte el alma
calmarla, amarla en las buenas y en las malas.

Dime por qué tantas manos
y las mías no,
por qué tanto sacrificio absurdo
si me niegas el arribo total a tu puerto.

Yo sabré de historias
y de éxodos desde mi tierra
a la de los hombres sin luz,
pero no puedo comprenderte la frialdad
con la que dejas pasar
todo mi argumento enamorado,
toda mi retórica melosa
y el desplazamiento de la felina salvaje
que me aflora cada vez con más fuerza
y mientras más minutos
cambies tu perfil y tu brújula.

Amor mío,
dime por favor qué es
lo que me hace fallarte la memoria afectiva.

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