lunes, 2 de noviembre de 2009

¡Salud!

¡Salud, salud!
Los caballitos relinchan
luego brincan, al final bailan.
Es la parafernalia de la reunión
años luz me parecieron desde la última vez
del choque entre copas.

Es también el lugar ideal para recuperarse a sí mismo
entre tantos egos dispersos
entre tantos nombres esenciales perdidos.
Sonríe a lo que afuera ríen
les das igual vivir que estar
morir que pensar.

¡Salud, salud!
Es un canto previo a la muerte:
no hay manera más feliz de aproximarse al suicidio
que nadar en esas aguas benditas...

Yo más bien quisiera morir dormida,
o de plano,
en la carne de mi hermano en la miseria.

¡Salud, salud!
S.O.S., quisiera platicar algo sereno
algo triste, vamos, algo concreto.
Digo salud por cortesía
quiero ir al Centro y nada más.

¡Salud, salud!
Es lo que más se escapó de esa mesa oval.
Luego,
todos fueron rostros muertos.

Algo -o alguien- me dolió al terminar de celebrar.

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