Me enseñaron a reclamar
lo que el Universo me había dado.
Aprendí a valorar el precio justo
de la verdad y la mentira,
la deshonra y la desfachatez,
la honestidad y la libertad asceta.
Ahora vuelo por un cielo despejado:
así me viera sola frente al espejo,
entiendo que detrás de mí hay muchas razones
por las que quiero estar aquí,
en el vórtice que quiere abrirle la puerta
a una vía láctea de luz.
jueves, 26 de noviembre de 2009
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