Encarnación de mi voz
son estas yemas
no hablo: sufro,
también escribo
para callar durante el cuello de botella
los diecisiete puentes
que no explico ni para qué lo intente
y esta suciedad que bajo mi propia luz
evidencia la falta de palabras mentales
antes de dar el último salto
a la realidad que todos tienen en sus narices.
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