Erguirse, sí,
repartir la cara entre los nombres
abrirse paso entre la espesa llanura de rostros con apelativos predecibles
carcomidos, emparedados.
Reivindicarse, rememorizarse, restaurarse, reinventarse...
Todo se escuchaba en sinfonía de cuerpos celestes
hasta antes de la invasión yanqui.
Ahora todo es mkt.
(Mecate, no, marketing).
Sudarse en soledad, mascar fuego prohibido en día de muertos.
Todo estará escrito en nuestra pared.
Y yo soy un nido de besos.
Amarse, sí, a mar mirar la corteza terrestre,
tejer los dedos, sacudir el espejo,
hacer de este girasol algo sagrado.
Saludar, estar con el barco a medio romper
y sacar a secar los peces
como si cualquier día por la mañana.
Suplantar sospechas, adelantar el futuro,
abrazar la esperanza en este altar.
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