miércoles, 11 de noviembre de 2009

Rosa Galáctica

Cuidaré los pétalos
de esta rosa galáctica que me queda.
Enviaré señales de un egoísmo sutilmente femenino
para que nadie la moleste al dormir ni al andar.

Sutilmente, vagamente, vehementemente.

Tomaré el retrato de lo que seré
para no perder pisada
y acurrucarme entre el rojo y el negro de mi falda
de esta noche:
ego desteñido no,
ego envanecido no,
fuego perenne de una nación en peligro de extinción
figura sin retorno y derramando colores
como tubo dentrífico apachurrado
canto hacia dentro que sólo los delfines bailan
esa lágrima para dar gracias y platicar
con los que llevo muy dentro de mí,
sí.

Vivos o muertos,
enemigos o desiertos.
Lo que se guarece es para siempre.

Sutilmente, vagamente, vehementemente.

Cantaré los libros que me quedan esta noche-día
en este capítulo de varios sin fin:
hoy soy esta que escribe
mañana platica con la del espejo
y no se parece a mí pero estoy en ella.

Sutilmente, vagamente, vehementemente.

Romperé todo artilugio de poder,
danzar con dos pies izquierdos es bueno para iniciar
el camino de regreso a la verdad personal.

Y la mía es el arte.
A pesar de la marginación, el olvido y la envidia,
la censura, los desfasamientos y la hipocresía.
A pesar de los millones que no percibiré
siendo litigante oficialista:

Un barco encalla en el mar de Tetis de la séptima dimensión
de mi tierra,
lleva mi cruz, mi lápida y mis días futuros.
Yo los abrazo y deambulo la elipse que me vuelve
un poquito más sincera
con esta pulcritud infinitesimal del ser.

Sutilmente, vagamente, vehementemente
materia incolora que no se destruye jamás
y por eso canta.

2 comentarios:

Víctor Mendoza dijo...

Este texto me encantó. Gracias por seguir compartiéndonos tus palabras, tu caleidoscopio sensitivo y sensible.

Abrazos.

Víctor.

Marlén Curiel-Ferman dijo...

Gracias a ti por leernos.

Velvetine