sábado, 28 de noviembre de 2009

Gloria

Totalizamos las ondas del mar
entre las paredes de nuestras células.

Hoy las sirenas nos cantan el cuerpo
y son llamados, uno a uno,
los exiliados hijos de la leva,
los propietarios -injustamente-
de la parcela del siglo de los losers,
los beatificados caballeros de la mesa heptagonal.

No cantamos glorias,
la gloria nos canta a nosotros.

Lo hace por gusto y nada más.

Jamás fui un robot

Algún día entenderé
la descomposición maquínica de la estética
a través de la tecnologización
-voilá los neologismos que ha regalado
la fibra óptica y el insegurísimo internet
esa aldea global de Toffler y otros cuates-.

Pero esta noche no,
ni las anteriores, ni las futuras
ni las antefuturas ni las condicionales
ni las activas o pasivas
ni las subjuntivas en tiempo compuesto.

Esto tiene que volver
al prístino origen:
o el hombre se libera y habla en papel y cuento,
mano y poema,
o entonces yo no sé qué cuernos hago aquí,
viva,
con esta nebulosa en la mano
corriendo en la opuesta dirección
y con toda la intención del mundo
de partirle la madre al estándar enloquecido
a la neurosis colectiva,
al consumismo no estelar.

Quiero tragar bolas de fuego de estrellas
o que ellas me traguen primero.
El caso es ser fuego en el verbo
reventar hasta confirmarme que jamás fui un robot.

Adoquines danzantes

Vi al viento regalarme un diálogo de furia sin huesos,
me invitó a recoger los fragmentos
de mi antiguo rostro emergiendo por última vez.

Yo obedecí, le disparé directo al corazón enfermo;
con la sangre del furioso congelé sus ojos, su respiración.

Los adoquines danzantes me platican lo que guardaban para esta noche:
hay una plaza al centro
y yo no temeré a sentarme en el verdor del metal hecho banca.

Abajo, por mi cuello,
hay riachuelos desembocando en aquél hoyo negro y pequeño
llamado memoria de un tiempo aquél.
No hay álbumes que lo parchen,
simplemente no me poncho fácilmente y ya.

Hoy le canto a las estrellas diurnas:
me cuentan las explosiones benditas de luz entre los páramos que una a una nombraron
-realizaciones todas de su pequeño ocio-
en lo que llegaba mi piel rendida ante su fulgor.

Símbolo de vientre azulado

Símbolo de vientre azulado
en lo tuyo se vive un mantra como pueblo de estrellas diurnas
bebedoras del agua que sale desde tu ombligo.

Agua de gotas que son ciudades
emergentes todas en la noche clara.
Anoche carraspeé un magro horizonte
para llegar hasta tu cuerpo tibio.
Ahora sabemos que el olvido es cierto
y vive en el grafito que son nuestras yemas
conectadas con los surcos naturales
de la historia de nuestros labios.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Enseñanzas

Me enseñaron a reclamar
lo que el Universo me había dado.

Aprendí a valorar el precio justo
de la verdad y la mentira,
la deshonra y la desfachatez,
la honestidad y la libertad asceta.

Ahora vuelo por un cielo despejado:
así me viera sola frente al espejo,
entiendo que detrás de mí hay muchas razones
por las que quiero estar aquí,
en el vórtice que quiere abrirle la puerta
a una vía láctea de luz.

Zancos

Caía la hoja de la última estrella en la pared
ahora vienen tus ojos y tus dos revoluciones por hora
al hablar
equilibrista de ansiedades
fotografía en gris que me obliga a reparar
mis años perdidos en una infancia precoz
portadora de zancos para lograrte maduro,
dulce, tierno y perpetuo.

Ahora floto como mariposa abrileña.
La gravedad para mí es nada cuando palpita lo que llevo dentro.

La gravedad para el resto
es que amo volar el sol.

Espuelas

Las dos espuelas del pecho hablan.
Los diez años en el baúl
-la vanidad es para los mortales, suelo decir-
vuelven aquel beso aún más tierno
y digno hijo de Eros...

Tentador no,
amante, pudiera ser.
Yo prefiero llamarle amoroso
y no en el sentido indiscreto de Sabines.

Aquí y aquí y más aquí

Aquí y aquí y más aquí
no son adverbios,
son itinerarios de Saba,
recuerdos orgásmicos futuros...
un clamor luminoso entre de por sí tanta claridad.

En las manos guardo un cofre de pasos para marcar los mapas
gotas de cielo azul cobalto sin afeitar
sin medir en la probeta el peso específico de cada una de ellas:
nunca aprendí a dosificarme la vida.
Da asco medir todo.

El microcosmos me cabe en la palma de mi mano izquierda
y con la derecha lo dibujo a escala macro
para perderme y que me encuentres eterna
una y otra vez.

Piano al acecho

El piano que se materializa
debajo de tus entrañas
atrapa tu mente.

Oye sus notas.

Son el adiós marcado,
los reinos grises siempre terminan llorando
la amarga ausencia de luz.

Sin importar cuánta retórica hedonista y hedionda
inviertas,
jamás uses a la dama Tristeza para engañar.

Los sentidos son para vivirse,
deja que el comerciante use artilugios bajos,
dedícate a enseñar a crear y soñar.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Luna con ombligo propio

Perfilar el aleteo hasta el amanecer,
hay tanta masa en este tintero que hace llover las naves
y las desdibuja en la sutil mariposa de tus labios.

Manejé en silencio por todo el centro de mi microuniverso
quería columpiarte en la media luna que posee un ombligo propio.

Lo logré. Hubo fiesta con mute a las siete de la noche.
También existieron semáforos desconcertados:
los rojos a veces no son para quedarse quietos.

Y un canto de cerezas
-las más dulces del árbol-mariposa de otoño,
robó la amargura del volante.

Esto es así
porque lo he vivido yo.

martes, 24 de noviembre de 2009

Reincorporar

Reincorporar la sal
entre los músculos al acecho de la noche:
hay más nubes estoncias por este cielo
que ámpulas pintadas so pretexto de reventar de amor.

Reincoporar la luz
a través del resquicio del vitral,
ayer se cantaron elegías,
hoy tu voz suena a mariposa subterránea
e inmensamente azulvioleta
y hasta crees que el mundo es de nuevo burbuja
de agua y saliva de besos y no fango.

Y hasta cierto punto y momento,
es bueno creer a ciegas
en la posibilidad de un efímero y eternizado "sí".

Reincorpórame a este mundo,
sueño,
hoy mis brazos pierden todo anhelo pequeño,
las ganas de guarecerme de mí misma
han muerto en tu campo de batalla
de mil horas extra de navegante azul.

Reincorporar el alma a este beso...
hay tantas cosas para salvarle un día
a una mujer que es más promesa del agua y la tierra
que del mismo viento...

lunes, 23 de noviembre de 2009

Dos mitades

Abrí la cama en dos mitades:
apareció tu nombre
y me dormí con sus consonantes
entre el sueño y mi cuerpo.

Y el agua que diluyó la semiabierta
de tu torrente sanguíneo imaginario
se posó en mi mariposa roja
que otros le llamarán sexo
pero yo simplemente le concedo
la magia de pasar dos mundos
y concebir el infinito
desde la médula y sin volar hasta ahí.

Cerré la cama en una sola:
redonda fue la noche
como los ojos de una paloma
que quiero que vuele y te diga
lo que pasa por aquí.

Ahora, columpiemos,
no conciliemos,
nuestros de por sí ya indiscretos mares.

Sueño (astronauta en el desierto)

Sueño.
Me extralimito en el sueño y soñando.
Soñé que era ave y era bandera;
sueño que nada me mueve y todo se hará
como yo lo pido.

Una astronauta en el desierto
una mujer con el corazón al rojo vivo:
dicen que doy miedo por mi cara dura,
yo me platico a solas
lo endeble que es una violeta al centro del pecho
y lo ineviable de su palpitar.

Alguno de estos días agarraré desprevenido
al mismísimo desconcierto.
Y apagaré la lluvia ácida y soplaré los huracanes,
acortaré distancias y nadaré en dulces mares.
Me reiré de lo vivido
y alistaré mis manos para sobrevivir
a los rápidos siderales.

También escribiré una canción
por cada par de ojos
que escribió sin saberlo
un fragmento del relato poema que hay en mí.

No deslices

No deslices mi nombre por tu espalda desnuda
esta noche
que la soledad me queda muy adentro
y la distancia entorpece mi caminar.

Directo al lecho voy
y no contigo
sin ti, y como ruido muerto:
ojalá que las pantallas de plasma
sucumbieran las dimensiones
y se volvieran el pasaje directo
a otro color azul de este inmenso mar.

No deslices mi nombre por tu espalda a oscuras
un acto tan unipersonal
vale la pena castigarlo con más silencio
que el que abunda entre mis cabellos.

Lo peor de todo, en serio momento
y en extremo caso,
es que no poseo un registro de cómo ser verdugo;
diríamos, que me encanta pues
que me llames y me nombres y me deslices
por tu espalda y tu noche;
y hasta podría jurar
que cruzo los dedos y el alfil de las dimensiones
para concebirlo así.

sábado, 21 de noviembre de 2009

En los dedos

Quién tuviera éter y luz en las yemas,
tinta en las mejillas,
prensa en el pecho,
la balanza en su dormir.

Te sigo como si fueras indisoluble
indivisible y absoluto,
y hasta puedo jurar que tienes un solo rostro
y no has cambiado
desde el día en que arribé a tu tierra
por vez primera.


Ángeles en los dedos,
quién los tuviera.

Para abrazarme indistinta de mis errores
pasados, presentes y pospresentes
a ti.

De todos aquéllos

Aventar el tintero
o el reloj que llevamos en la muñeca.
Aventar las ropas
las penas simuladas
en la sonrisa de adolescente
completamente cercana
y totalmente feliz y ligera.

Abrazar un minuto extra
esta poción de beso diluido en sombra de estar
no de mentir ni de agachar la mirada.

Platicar como dos inocentes que se guardan
algo más que un simple lecho...

Eso aprendí un día como hoy
tan distinto de todos aquéllos.

La noche

La noche se hizo para palpitar
los recuerdos de otras que fueron reales.
No, la noche se hizo para palpitar
casi a tientas,
el tremor del primer grito del otoño.

Hay vasos de agua que tomados recorren distancias
en retrospectiva.
Yo busco la copa que me guarde
un sueño futuro
donde algo infinito vestido de alguien
me recuerde que he sido su luz.

Mancha cosmopolita

Desgarrar las plumas de la noche,
hay mil pájaros cayendo en la sombra que es un sol.

Torpedo de cienluces superpuestas
que ebullen para entorpecer la lánguida vida
de los habitantes de un mar no azul.

Habría cinética y telequinesis
de no ser porque soy de carne.

La noche abre sus piernas
y apunta a los cuatro puntos cardinales:
hoy debería dormir en paz.

Y sin embargo,
te envío besos en cuanta constelación encuentres
en tu diminuta mancha cosmopolita.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Azul cobalto

Qué hermoso es cuando pintas
el cielo emproblemado
de Azul Cobalto.

Llamas, abres mis dedos
y todo se vuelve pacífico Mar
y hasta vuelvo a creer en la inteligencia suprema
absolutamente divina,

campos de trigales que no he visto,
ciprés en flor.

Física Cuántica

Exploto mares galácticos contaminados,
hay un reloj de arena
instalado en mi cuerpo.

Es física cuántica,
espiral perfecto.
Que quede claro que no soy yo.

Es la balanza,
es la esperanza.
Es libertad.

No tengo música ni audífonos
no miro más que lo que mis ojos cansados
esta madrugada me dan;

Y aún así,
mi cabello ondea como la bandera que soy y he sido.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Cavar

Cavar lo que de por sí es una cueva
te hará menos ser extraterrestre
y sí más espeleólogo.

La boca no es una analogía,
es la cueva misma donde las estalactitas son promesas
de un ayer a los ojos de un dios puberto
que nos juega a verlo todo
como si fuera tan futuro.

Cavar muy adentro,
eso sólo lo hacen
los auténticos ciegos de Eros.

Bocanada (tapete)

Hay un tapete que sobrevuela
nuestras caras:
se llama galaxia
y tú y yo, que no nos conocemos
ni por nuestros nombres
ni por las paredes de nuestros malos hábitos
estamos al centro
y como esperando bailar los dedos
para hacerle los honores
antes de que nos los haga él
devorándonos en su bocanada de asteorides.

Absurdo

Microscópicamente,
visto desde la óptica bautizada con ese nombre,
soy mucho más endeble a los barquitos mojados
que a una taza de sol sin respirar.

Da risa el absurdo,
no se puede vivir sin él.

Sos

Sos una caja de colores,
los que no comí de puberta
por cuidarles la punta para que no murieran.

A lo mejor por eso platicas como muerta en arcoiris.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Zoroastro

Ven a verme cuando sepas
que no eres una estrella mía
y yo no canto rosas amarillas.

Descubriremos soledades espiando, caminando,
flotando el sol.

Luego, abrocharé tus cintas y te daré un abrazo.
Mañana despierto,
hoy asfixio la cotidianeidad
mientras floto pensando que eres zoroastro.

Se alquilan ojos


Se alquilan ojos para terminar de leer este sábado salvable.
A veces un lento mar trae el inevitable discurso
de la soledad expiante -o espiadora, a saber-
que emerge sin magia la otredad de la introspección.

Allá afuera todo son chispas de perfumes caros
chocolates y películas so shiny light.

Debo morir la noche en tus brazos,
dulce canción de cuna dejada en mi existencia,
grabada en el tuétano y no en la dermis,
sentida de luz y querella de tanto caminar.

Descendre galactique

Avertir le descendre des galaxies,/ on garde plus memoires que souvenirs en fleur/ voler la tête sur le mur:/ Est-ce qu'il n'a pas un siècle pour fummer l'absence de siècles en tranquilité/ pâle, müde arbre sans oiseaux?

jueves, 12 de noviembre de 2009

Saturada luz

Saturada luz en la lengua
hay una cuerda qué saltar
enmedio de dos cipreses.

El sabor de la amplitud roza mi garganta:
señal de la existencia de lo efímero dentro de lo eterno,
matrioska de colores que no se deja ver entre tanto blanco.

Quizá con el tiempo, sí.
Habría que construír una nave para saberlo.
Quizá por esta tarde, tal vez.
Hay más de un millón de partículas disfrutables en el aire
y todas me llevan a donde mismo.

Sueño prometido

El otro lado es el mayor contagio.
Hasta los mismos ojos cambian de color
y adquieren el tono transparente de las fábulas.
Roberto Juarroz
Y yo quiero que una mañana al despertar carne
este verso medio mojado sepa volar en origami.
Alzar el cuerpo por la escalera absurda sideral
entender esta taza fija en el silencio
el teclear a media mañana creyendo que no soy sol
por ser más bien estela maya perdida.
Hay algo que suena a palo de lluvia,
son las flores de la antártida que llegaron al calentamiento global
y despiertan en mi habitación
como primavera en irrupción y tardía
para una tarde de otoños que se aleja pidiendo perdón.
Cerré los ojos y no lo vi,
ahora camino despierta
y me parece que éste es el verdadero sueño prometido.

Altaír (bis)

Para Altaír que sigue siendo estrella,
húbete olvidado en poesía tantas cercanas veces.

Algún día -no, alguna noche-
trataremos de entender oráculos indirectos
plantaremos flores,

Y en la verticalidad del momento
vertiginosa será mi falda río abajo
reconstruiré la mar de donde emerges,

Y todo, absolutamente todo,
será callado,
anclaje en las tres primeras letras
de mi nombre.

Re-creación

Purpúrea mañana, un cielo casi estridentista
corre el velo que difumina la realidad ocular.
La antártida retumba a lo lejos y tan cercano,
Horus cabalgando en sentido opuesto a mi frente.

¡Oh clemente, oh piadosa,
o dulce postal de la vida!,

guárdote entre mis manos hasta destruir galaxias malditas,
la re-creación es un atributo de las almas en soledad.

Para que al morir dejando nuestros lechos
algo fuerte enmiende nuestros errores.

Botella de shampoo

Grábeme eso que es suyo
tres veces -o más-
en la botella de shampoo que jamás se termina.
Así recordaré cada elemento a la mañana
y en los veranos, también por las noches,

mis folículos y su enunciación
podrán verse, masajearse, besarse la cara,
siempre.

Auto en tu azotea

No es que le haya echado tierra a todo
es que ahora la vuelvo fértil
navego en ella.
Tu cara de niño bueno me salvó del suicidio nocturno
hay algo que toca claro, fuerte, espasmódico
el vitral en el que guardé la última vez
te amo
para poder conducir mi auto en tu azotea.
Felices los mudos, los iletrados,
porque de ellos es el reino del silencio.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Rosa Galáctica

Cuidaré los pétalos
de esta rosa galáctica que me queda.
Enviaré señales de un egoísmo sutilmente femenino
para que nadie la moleste al dormir ni al andar.

Sutilmente, vagamente, vehementemente.

Tomaré el retrato de lo que seré
para no perder pisada
y acurrucarme entre el rojo y el negro de mi falda
de esta noche:
ego desteñido no,
ego envanecido no,
fuego perenne de una nación en peligro de extinción
figura sin retorno y derramando colores
como tubo dentrífico apachurrado
canto hacia dentro que sólo los delfines bailan
esa lágrima para dar gracias y platicar
con los que llevo muy dentro de mí,
sí.

Vivos o muertos,
enemigos o desiertos.
Lo que se guarece es para siempre.

Sutilmente, vagamente, vehementemente.

Cantaré los libros que me quedan esta noche-día
en este capítulo de varios sin fin:
hoy soy esta que escribe
mañana platica con la del espejo
y no se parece a mí pero estoy en ella.

Sutilmente, vagamente, vehementemente.

Romperé todo artilugio de poder,
danzar con dos pies izquierdos es bueno para iniciar
el camino de regreso a la verdad personal.

Y la mía es el arte.
A pesar de la marginación, el olvido y la envidia,
la censura, los desfasamientos y la hipocresía.
A pesar de los millones que no percibiré
siendo litigante oficialista:

Un barco encalla en el mar de Tetis de la séptima dimensión
de mi tierra,
lleva mi cruz, mi lápida y mis días futuros.
Yo los abrazo y deambulo la elipse que me vuelve
un poquito más sincera
con esta pulcritud infinitesimal del ser.

Sutilmente, vagamente, vehementemente
materia incolora que no se destruye jamás
y por eso canta.

martes, 10 de noviembre de 2009

Recuerdo futuro

Yo te asalto, tú me eliges tu verdugo,
secuestradora de tu soledad musicalizada,
algo castigable por darte la felicidad.

Una tarde con sol en otoño cayendo en forma de estrellas,
por ejemplo.
Una vida entera para volver a empezar en cualquier minuto
o igual reciclar y reescribir
o simplemente terminar una nueva sinfonía
carente de ambrosías sin sentido
repleta de entrega y conversión.

Una mano, la mía,
un carácter de la fregada, en mi cara,
una lealtad de tipo escudera
que ni en sus mejores momentos Sócrates
pudo haber anhelado tanto
como tu postmodernista soledad.

Un cuaderno, libro no,
para que lo escribas y luego lo olvides
en mi regazo para formalizar
la ruptura de los siglos sacros
el sacrificio, las manos sin libertad;
para lograr crear un don sobre la tierra,

y ése es el beso reparador de toda inequidad.

Lo digo y lo siento en mis labios
aún sin verte ni escucharte:
todo es recuerdo futuro.

Conclusiones:

Descubro en el minutero
la pierna grácil de la bailarina que no fui;
comprendo que un girasol
siempre llega directo a su destino
y mi nombre no es más mío
porque decidí ser
este caleidoscopio que gira
envuelve, grita y abrasa
para ser cielo abierto.

Para olvidarme de la búsqueda del complemento,
la geoda brilla en mi pecho
la sal es parte de mi centro
y el ónix será siempre parte de mi útero y mi placer.

Para dedicarme a disolver en mi tinta interna
-escribo para sonreír a grito a la inmanencia
neurosis no, rebeldía tal vez-;
y para siempre,
la codependencia del multiplicado y blando ser.

Doy gracias a todos los yang de mi existencia
el regalo de mi identidad.

Sentencia

Que se me quemen los ojos
si un día no puedo ver tu estela
y tu paso de gacela libre.

Sólo esas palabras profiero
dejo que mi corazón hable este día
la música del silencio y mi paz.

Extranjero planeta

Poder abrir el cerebro del de enfrente,
decirle que el poder es la libertad.
Invitarlo a mi trono sideral
a mi ingenuidad crepitante
detrás de mi cobija de muro,
y a mi ventana que da a la luna menguante.
Todo está muy claro:
la mástercard se equivocó de filial
y me ha traído a extranjero planeta inexistente.

Narices

Encarnación de mi voz
son estas yemas
no hablo: sufro,
también escribo
para callar durante el cuello de botella
los diecisiete puentes
que no explico ni para qué lo intente
y esta suciedad que bajo mi propia luz
evidencia la falta de palabras mentales
antes de dar el último salto
a la realidad que todos tienen en sus narices.

Narrativa poética

Y te acuerdas del mes
agarrando la corola de la nube más cercana a tu domicilio.

Buscarás el papel de asteroide que te di
has descubierto que la existencia surge
únicamente cuando alguien la evoca.

Abrirás el cajón maldito:
ahí, de rodillas dispersas y como Coyolxauhqui
en una alacena en tiempos de navidad,
comerás mi pan,

También dirás mi nombre
y todo será igual
que antier,
cuando descubrimos que había que callar
para no desaparecer en la esquina del rencor.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Y dos lunas

Y dos lunas paradas en el escritorio de madera
la tarea de hoy no es sobrevivir,
es entender la paz más allá de estos muslos
reforzar la idea primigenia del absoluto
en el desierto industrial.

Capaz que hoy no sale mi cara a cuadro
entenderé el vértigo después de dormir.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Pelusa

Sucederle a la pelusa que es el tiempo
una gota de limón sin azúcar.
Estrujé con fuerzas lo que más tenía dentro de mí.
Creo que le llamaban ego.
Ayer por la calle salí a pasear sin mi nombre
hoy sé que no queda nada de mi apellido primero.

L'oiseau

Surveillance d'un ciel encripté
la tête vole si pâle sur le desert rempli des fleurs
Nabucco fait tomb tomb dans l'incertitude:
ou c'est moi qui parle de ne pas oublier
que je suis la femme du vent
et la fille d'un mort,
ou tout le monde est fou
et ma voiture galactique s'a averié contre l'asfalte de la memoire.

C'est moins importante que dire
que la nuit s'élargie pour me couvrir d'étoiles/
pour éviter les larmes du coeur.

L'oiseau rire avec moi. Sa chante est à moi.
Nous m'appartiènne. L'oiseau et mon nom.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Posición V

La quinta dimensión
siempre guarda una sorpresa.

Aquí están mis razones
de la lógica no formal
y mis fundamentos para beber luz de la nada,
entender y entretejer abismos
que son hologramas:

La quinta es la vencida
hasta el momento del ahorita
y hasta que amanezca en "la".

Mi boca se desborda
y no soy pasión.
De mi lengua surge miel
y no soy terneza.
De mis ojos, mariposas
y no soy dios.

Nadie los ve, ni siquiera yo
pero en esta posición aprendo a ver con el alma,
las manos y los pies. Incluso los lugares comunes de mi aquí.

Aprendo de nuevo a creer en Dios
porque escuché hablar de nuestras vidas.

Posición IV

Passé de cuatro tiempos,
uno por cada punto de la rosa despeinada
-Postmodernidad se lavó las manos-:
al Norte, mi cara desafiando los carros
al Sur, mi maternidad desencadenada
en la piel de los demás
al Oriente, mi boca haciendo grito y agua
de afuera hacia adentro
al Poniente, mi vestido de piel tatuado con libertad.

Y en todos está siempre el elemento que gira,
cinemática para aprender a volar.

Posición III

Las curvas de mis primeros veintes
ya no existen.
En su lugar están las de los pretreinta
y yo juego a ser sirena
en esta sábana de flores sin mar.
Me sienta bien ser litoral,
preferí ser archipiélago:
Coyolxauhqui dejó su rastro en mí,
por haber sido bautizada con el astro de su nombre.

Posición II

Supinando la palma de la mano izquierda
la derecha le sigue como en un swing.
Todo lo demás es brecha:
si hablo o me ofendes, si callo o me ignoras,
al final de cuentas,
es amor lo que perdura,
por los motivos que sean,
de la manera como se vea,
enraizado, volatilizado, fraternizado a su manera,
pero amor al fin.

Los pies no bailan: vuelan;
es la hora de moverse hacia el punto más rojo y blanco
dar en el centro, olvidarse de la falaz estética
de este siglo maldito.

El tronco y la cabeza son un mismo árbol,
el de la vida,
si hay agua emanando de otro polo exterior.

Posición I

La cara contra uno mismo,
escondida así, diciendo la lengua en la garganta.
Un tic-tac baila sensualidad dispareja
mientras yo insisto en encontrar
la posibilidad de la regresión material
de mis mejores tiempos.

No me refiero a la infancia
ni a la primera adolescencia.
Hablo de esto, lo que escondo en las yemas,
de esto, lo que vivo neuronalmente
corazonalmente, por así decirlo.

La cara contra uno mismo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Honestamente...

Me siento ligeramente, vivamente, tiernamente,
-y con la mente-
agradecida.

Agradecida de luz sin saber por qué.
Mi kit trae el corazón incluido.

Regalo palabras a cuentagotas,
no hay telégrafos;
simplemente me amparo en el derecho
de no hablar para sentir de más.

Envidien mi sonrisa.
Que a partir del punto final es suya.

Para los valientes

Descansar el huracán en la puerta menos pensada;
la del marco reseco, la que rechina sin ser usada,
cuerpo celeste poco refulgente
como las adivinanzas, su centro es núcleo de chiclosa luz.

Mirar hacia dentro, huír de la centrífuga,
consultar los canales invisibles que saben nuestras vidas
porque somos energía y ya.

Aceptar la vuelta de hoja de calendario, no,
más bien el giro supremo de la vida,
manchar la cara con una estrella pequeñita,
agarrarse a ella, aferrarse y caminar a ciegas,
quitarse la ropa que pesa, andar desnudos,
volar dentro de sí nomás.

Hay un volantín para casos de recuperación de la infancia.
Hay una flor que no marchita nunca para los valientes
dispuestos a saltar.

Falacias

No hay oxímoron sin ley
no hay ley sin cruz
no hay cruz sin fé,

He aquí tres falacias del pensamiento.

Repítelas como mi nombre:
a la larga, todo sabe igual.

Mudos

El radio se apagó
palomo mudo y yo muda
dedicamos minutos de trayecto sobre asfalto nuevecito
para no dejar de pensar
en lo que para variar pensamos mientras lo monto
dormida de tanto vivir.

Playlist

¿Y luego qué hace una

con el playlist instalado en los ochentas

y la cosa ésta en la panza

que no deja ni terminar de pasar a los impasables

ni dormir?

*¿Subastarlo?

*¿Quemarlo?

*¿Mostrarlo?

*¿Heredarlo en una cápsula sideral contaminante

de los vientos galácticos?

*¿Compartirlo -con quién-? *

*¿Sorprenderla con el 2009? ¿Sorprenderla con un grito muy desde aquí?


Habíamos atravesado la jornada sin peripecia teatral alguna.
Ahora sólamente nos queda la noche.

Verde higuera

Verde higuera del silencio,
hay algo enjuto volando directo al corazón
-o hacia afuera, a saber-;
si la enredadera de la flor blanca te viera
destemplaría la cueva del infortunado mar
acrecentado con oleajes de desenfrenado otoño.

Hay algo enjuto, sí,
volando directo al corazón, sí
-o hacia afuera, a saber-, tal vez.

Desentrañar el significado
magma dentro, entraña y corola y carne,
para qué,
el sonido basta y rueda lentamente
llanamente, pura y vagamente;
como el divertimento que no empieza
y sin embargo lo siento suceder sobre mí.

martes, 3 de noviembre de 2009

Hablar núbeo

Hablar núbeo en la mañana espesa;
hay un tigre blanco tendido en esta cama.

Levantarse y coger por las manos primero
por el alma al intermedio
y por el corazón al caer lo primigenio del alba
la desnudez de no ser nadie
un trocito de tierra cósmica en las llanuras, ranuras,
metros de asfalto en la sandalia.

Lavarse la cara y el resto del cuerpo:
hay un ángel que camina por los poros
y yo quiero creer que eres tú hablando un dialecto nuevo.

Esta vez no hay espejo a quién hablarle.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Andante lento

Abrir el andante lento de sus cuerdas vocales
susurrarle despacito la ternura de un letárgico día
permitirme rozar la galaxia de enfrente
con su sabiduría de donjuán
hacer de este texto el más inverosímil poema
acercarme un kilómetro
destruir la barrera virtual.
Sostener, soslayar el viento del verboide aluzado
erizarme con un poema hecho cuento
tergiversar el mundo una vez más.

Hoy espero algo así de mí.

Indicaciones celestes

Erguirse, sí,
repartir la cara entre los nombres
abrirse paso entre la espesa llanura de rostros con apelativos predecibles
carcomidos, emparedados.

Reivindicarse, rememorizarse, restaurarse, reinventarse...

Todo se escuchaba en sinfonía de cuerpos celestes
hasta antes de la invasión yanqui.
Ahora todo es mkt.

(Mecate, no, marketing).

Sudarse en soledad, mascar fuego prohibido en día de muertos.
Todo estará escrito en nuestra pared.
Y yo soy un nido de besos.

Amarse, sí, a mar mirar la corteza terrestre,
tejer los dedos, sacudir el espejo,
hacer de este girasol algo sagrado.

Saludar, estar con el barco a medio romper
y sacar a secar los peces
como si cualquier día por la mañana.

Suplantar sospechas, adelantar el futuro,
abrazar la esperanza en este altar.

Olanes en oferta

Hay olanes en oferta.
El erotismo real, el místico,
la sublime materia
se escandalizó con cierto ritmo teatral
perifrásticamente animalístico y marginal.

Una lluvia ácida lava la cara
hay olanes en oferta
ande demodé y no mire lo sadovitrinal;
hay olanes en oferta,
venga ustedlos a comprar.

¡Salud!

¡Salud, salud!
Los caballitos relinchan
luego brincan, al final bailan.
Es la parafernalia de la reunión
años luz me parecieron desde la última vez
del choque entre copas.

Es también el lugar ideal para recuperarse a sí mismo
entre tantos egos dispersos
entre tantos nombres esenciales perdidos.
Sonríe a lo que afuera ríen
les das igual vivir que estar
morir que pensar.

¡Salud, salud!
Es un canto previo a la muerte:
no hay manera más feliz de aproximarse al suicidio
que nadar en esas aguas benditas...

Yo más bien quisiera morir dormida,
o de plano,
en la carne de mi hermano en la miseria.

¡Salud, salud!
S.O.S., quisiera platicar algo sereno
algo triste, vamos, algo concreto.
Digo salud por cortesía
quiero ir al Centro y nada más.

¡Salud, salud!
Es lo que más se escapó de esa mesa oval.
Luego,
todos fueron rostros muertos.

Algo -o alguien- me dolió al terminar de celebrar.

Parafernalia risueña

¿Qué diferencia habrá
entre jugar lotería normal
y ésta,
pedacito de tabla con parafernalia risueña
voz cantante de la ama de casa futura
paraíso del sistema de servir, trabajar y procrear?

Gané un perfume que huele a crema de coco hindú
admiré la religiosidad femenina
el culto al codazo y la guacamaya
tijeras y rímel que encuadran su candor.
Di gracias al dios fragmentado que vive en mí
y en ellas y en ellos y en los sub de cada uno de nosotros
haberme quedado sola.

Olvido y paz

Brilla la ciudad de un muerte impoluto
el color desaparece en las uñas
de aves de rapiña que no dejan descansar en paz.

Parados sobre la aguja obsesiva
repetimos días, dejamos proyectos, esa mística
la brújula que indica los pasos para ser sistema
a saber de qué, pero sistema y nada más.

Estos ojos están cargados de arena
manejo y descubro que estoy a un tris de ser comida
por la lavadora de almas en cuarentena.

Me doy miedo
y salto al vacío, a la conversión del te quiero al llano silencio entre azules sierras
me consumo para obviar el consumismo de alguien más.

Y me siento satisfecha
porque la dualidad se instala en mí:
yo destruyo para volver a escribir mi propia canción
para ser mi propio planeta de olvido y paz.

Máticas

Varios días lleva mi garganta queriendo gritar.

Mientras conduzco mi auto, a las afueras de la ciudad oxidada,
un viento me alcanza, es la vorágine de la superficialidad
se borra mi cara, las rayas de mis palmas
lectores electrónicos me amenazan con borrar
la indiscutiblemente reciclable historia de la humanidad.

Una biblioteca se me acerca al pecho y le piensa quedito:
sólo queda esto y nada más.
Egipto tenía a Gizeh por playas arqueológicas
mira la galaxia: cada estrella es un acervo civilizacional.

Y yo, me enfermo. Duermo y se me erizan los cabellos.
Cinemática ciudad
temática libertad
asintomática deidad.


Llegué al trono de mi casa
a llorar el cansancio. Las manos de mamá recuerdan
que lo único que hay de dios en este mundo
somos nosotros mismos
cuando estamos de buenas,
cuando soñamos tranquilos:

Dios nos dejó hace mucho.
Saramago tiene razón en decir que es bondad y crueldad.

A la larga de esta hora flexible,
chicle en el zapato invisible del tiempo,
uno sabe que lo único bueno que le espera del día
es la almoahada que acaricia maternalmente, bondadosamente,
diosamente,
ese pase directo al desconecte total.

Bienvenidos a Sideria.
Dice el cartel que cruzamos al soñar.