Cuando salgo
hay un diálogo con el helio
globos ponchados
para forzadas infancias;
ese afán de mantener el azar
entre las ropas.
Cuando salgo
no me maquillo ni espero ser vista
pero aún así
dos o tres pares de tacones
me buscan
y hablan conmigo sobre mis piernas torneadas
y su inutilidad a futuro
si la belleza no sirve
si jamás se engendró el amor.
Cuando salgo
procuro sonreír a la distancia
y sé que el tiempo es uno
y nos sobrevivimos
pintando otras caras al aire
leyendo ofertas
platicando chismes con los amigos.
Cuando salgo
no sé si en otra parte la verdadera vida
sólo sé que salgo y soy
y nada más.
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