Abrazar al alma
para que no se pierda la raíz cósmica
o los cantos de dios
en el relato de la materia.
Abrazarla porque vale la pena
salvar del eco su canción
porque no hay dos días iguales
y hoy se está como para dialogar
al fin
con la bondad del universo.
Abrazarla porque sí
porque han pasado muchos días
y la gente sigue aquí
y no entiende
que soledad no es igual a ascensión
ni multitud es sinónimo de agradecimiento
que convivencia no es por el temor
de mirarse el otro yo al caer la noche;
que se puede amar a la piedra y al asteroide
a la fiereza y a la ternura
a la lucha y a la quietud
a la música y al silencio
a la verdad y su misterio
a la justicia y sus limitaciones
a la lealtad y sus trampas
a la inteligencia y su soberbia
a la vulnerabilidad y a la fuerza
al orgasmo en tierra y a la piedad infinita de la distancia.
Abrazar al alma porque sí
por ver las raíces helénicas amarrando este siglo
los salmos dulcísimos de la India
la leche tibia en los labios del niño
las arrugas de la anciana
la virilidad de un cuerpo flotando entre volutas
la feminidad de un cuerpo cantando la fe.
Abrazar al alma porque sí.
miércoles, 10 de abril de 2013
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